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miércoles, 5 de junio de 2013

Aventuras de un residente en su rotación rural

El que escribe se encuentra inmerso en su rotación rural en Buitrago del Lozoya, tal como comenté en entregas anteriores... Esta rotación de dos meses de duración esta prevista en los planes de formación de los médicos de familia con el objeto de conocer bien las labores que los Médicos rurales desempeñan y formarse al respecto. Bajo mi punto de vista es lo que más se parece al médico del pueblo de toda la vida, capaz de solucionar casi todo. Llegué a estas tierras del Lozoya el pasado domingo por la tarde. Había quedado con una mujer que me va a alquilar un piso en el centro de Buitrago durante dos meses. Tras acarrear las maletas me enseñó un piso con vistas maravillosas pero sin luz, por lo que no puedo habitarlo hasta dentro de una semana, cuando esté dado de alta, mientras tanto permaneceré en otro de su propiedad en el mismo edificio pero más machacado por dentro... Como no soy muy exigente con las cosas materiales me basta para tener un sitio donde dormir. Tras tomar posesión de mi Nueva morada, fui a ver donde estaba el centro de salud, sólo tenía que cruzar la plaza, por lo que no tendré que madrugar para ir a trabajar, lo cual no está nada mal. Esa noche cené algo de comida que traje de Madrid, pero tendría que aprovisionarme pronto pues en la casa lógicamente o hay de nada, y ya estaban cerrados los comercios a las 20 h. Al día siguiente me levanté con el canto de los pájaros y bastante fresquito, pero nada insuperable. Tras una ducha y un frugal desayuno, fruto de mis desabastecidas despensas, tuve que ponerme un jersey en Junio y encaminarme al centro gastando dos minutos. Allí recibí la cálida acogida de un Médico cercano a la jubilación que me enseñó todas las instalaciones y me presentó al personal. El horario es de mañana, y aunque yo me presenté allí a las 8.45, hasta las 10 no comienza la labor asistencial. En el centro trabajan 2 medicos, mas otros 6 que cubren la asistencia de al menos 40 pueblos por la zona, 5 enfermeras, una administrativa y un celador. Por las tardes- noches se convierte en un SAR, servicio de urgencias rurales, con 2 médicos y una enfermera. Durante 1 semana estaré con este medico y posteriormente iré rotando con los demás. Según me han contado, a veces se tiene que ir a sitios inaccesibles y pintorescos, a dos colonias de hipys, a un pueblo de veganos... Pero eso ya lo iré contando... Actualmente estoy en la consulta del pueblo, y aquí es muy similar a un centro de salud urbano, con unos 25 pacientes por médico, más las urgencias imprevistas, y medios similares a los centros urbanos, con espirómetro, ecógrafo... Enfrente se encuentran los miembros del SUMA encargados de las visitas a domicilio... Los pacientes son otra cosa. En primer lugar me ha sorprendido el elevado número de inmigrantes que hay, según el censo legalmente un 25 % de la población de Buitrago, la mayoría marroquíes, rumanos o búlgaros, junto con lagos hispanoamericanos. Por otro lado está la típica población de ancianos polimedicados pluripatológicos, pero con el matiz de que la mayoría son gente de campo, recia y dura, que enfoca la salud con matices diferentes a los nuestros. Son gente que lo aguanta todo, muy dura, que ha trabajado mucho. Al ser un centro rural también se ven niños con frecuencia, lo que me parece excelente para nuestra formación. Así he podido ver una varicela Florida en el hijo de una mujer rumana, o un niño con posibles crisis asmáticas que sus padres aún no habían llevado al médico aunque ha tenido varias en los últimos días que le han asustado mucho. Las causas más frecuentes de consulta hasta ahora son cólicos renoureterales en varones de mediana edad, amigdalitis En jóvenes, y síntomas alérgicos, aunque el Médico con el que estoy ve una gran variedad de patología. Durante mi segundo día de rotación pude ver como un médico hacia una ecografia para descartar complicaciones renales tras un cólico, y acto seguido otro médico hacia una artrocentesis en una rodilla traumática de un joven. He podido visitar un centro de ancianos tutelados, que son visitados regularmente por médicos y enfermeras y están al cargo de un celador joven, bonachón y corpulento, así como una residencia de ancianos con muchos enfermos de demencia que este medico intenta hacer que tengan una vida adecuada. Esta rindencia ocupa el lugar donde antes estaba el Hospital de San Salvador, fundado en el siglo XVI por el Marques de Santillana y del que ahora solo queda la puerta y un cuadro, pues la guerra civil se llevó lo demás. El clima es frío, especialmente la noche, pero el marco natural es impresionante, al pie de las montañas, con el Agua fluyendo, pájaros cantando todo el día, cigüeñas anidadas en muchos techos, y lugares secretos, desiertos, donde al atardecer sólo se oye el canto de los grillos y el suave susurro del lozoya.